Los niños acostumbran a desarrollar una serie de hábitos y manías que en ocasiones continúan hasta la edad adulta. Estos hábitos son de muy diversa índole, a veces son manifestaciones de un estado de estrés o ansiedad, como el caso del niño que se muerde las uñas, otras veces denota una educación inadecuada, como el niño que dice palabrotas y a veces pueden ser manifestaciones de otros problemas: de tipo físico, de inseguridad, etc. Veamos por qué se producen estos malos hábitos y cómo podemos corregirlos.